En 1869, ya hacia finales de la Guerra contra la Triple Alianza, los restos de la flotilla paraguaya llegan hasta Caraguatay por el río Yhaguy (Que en esa época era navegable), perseguida de cerca por la escuadra de acorazados brasileños. Para evitar que los buques encargados a su mando cayeran en manos del enemigo, los capitanes paraguayos decidieron hundir sus propias naves. De este modo, fueron a parar al lecho del legendario río las naves paraguayas Paraná, Pirabebé, Yberá, Paraguarí, Amambáy y otras. La leyenda que surgió en torno a este hecho es la de que presuntamente aquellos buques paraguayos transportaban el tesoro nacional, por lo que fue prioritario hundirlos antes de que el enemigo los tome.
En la década de los años '70, durante la dictadura del Gral. Stroessner, se ordenó rescatar aquellos buques, se supone que por mero patriotismo; pero se insinuó que era en verdad por rescatar aquellos tesoros que quedaron escondidos allí. Oficialmente no se encontró nada, pero extraoficialmente no se sabe.